La experiencia de
las lecturas de esta semana me permitió generarme una serie de preguntas e
intentar generar cambios en lo que puedo llamar mi actividad docente. El tema
principal de la lectura era la relación existente entre currículo y medio
tecnológicos. Una lectura me llevó a otra, y allí sí que encontré algo que me llamó
la atención.
Antonio Bautista (1989)
en su artículo, El uso de los medios
desde los modelos del curriculum, me despertó grandes interrogantes. Antes
de entrar a presentar mi análisis y mis reflexiones, permítame presentar una
visión panorámica del punto central que trata el autor.
Hay tres tipos de
currículos que se pueden aplicar en la educación. En primer lugar el currículo
técnico, en segundo lugar el currículo práctico, y en tercer lugar el currículo
crítico. El artículo fue publicado en 1989, lo que quiere decir que está añejo,
pero para mí conocimiento fue una ventana a mi labor docente.
En el primer tipo
de currículo el docente es un banco de conocimiento, el estudiante es un
cuaderno en blanco, la comunicación es unidireccional, y lo importante son los
datos. La evaluación está en cuanto sabe el estudiante. Esta descripción se
parece mucho a muchas de mis clases, y yo no estudié en 1989.
En el segundo
tipo de currículo el docente juega un papel de tutor, de acompañante, el estudiante
es protagonista de su conocimiento, este último debe ser coherente y
significativo para el estudiante (¿Cuantos temas hay que son un completo
ladrillo?). Se generan espacios de comunicación bidireccionales donde el
aprendizaje parte del contexto y de la realidad del estudiante (¿Cuántos
tenemos en cuenta esto?) y donde el estudiante busca entender lo que lo rodea y
representarlo.
Más allá de
generarme las preguntas antes descritas, en los paréntesis, me llamó la
atención el tema de los sistemas de representación. El profesor afirma que un
estudiante aprende cuando sabe y le da significado a los hechos, así mismo un
estudiante sabe algo cuando representa lo que sabe de diferentes formas,
mediante diferentes sistemas de representación. Respecto a la definición, el
mismo profesor Bautista (1989) los define como “las
formas o recursos que posee y utiliza un sujeto para expresar/comunicar ideas,
experiencias, hechos, etc. de la vida”.
El punto es: un estudiante recibe un mensaje (paquete de datos) dentro de
un contexto determinado; dicho mensaje es coherente y significativo para él,
así que lo recibe lo analiza y lo entiende. En ese punto es capaz de
representar dicho mensaje mediante un sistema de representación. Algunos
afirmar que existen tres sistemas de representación: el visual, el auditivo, y
el kinésico. También se pueden señalar el sistema de representación gráfico, el
textual, entre otros.
Cuando el estudiante es capaz de mostrar el mensaje recibido de diferente
forma podemos decir que ha aprendido algo. Por ejemplo, un tema presentado de
manera oral, el estudiante lo re-presenta en forma kinésica. Por medio de ese
proceso el estudiante ha realizado todo un proceso analógico y podemos decir
que ha aprendido algo.
Pero el tema no para aquí. Es indispensable que el estudiante represente el
mensaje enviado por el profesor no en un sistema representativo sino en varios
sistemas representativos, así el estudiante hace “un análisis de los aspectos
relevantes que constituyen el objeto… y sus relaciones” (Bautista, 1989) .
El nivel de aprendizaje es mayor en la medida en que el estudiante
represente por medio de varios sistemas de representación su saber.
El profesor Bautista (1989) da un paso más “este
análisis es más profundo cuando el (nuevo) sistema de representación contiene
unos elementos más alejados de la realidad”. Es ahí cuando el estudiante
requiere poner en práctica otras habilidades que lo convierten en protagonista
de su aprendizaje.
El autor citado llama a los sistemas representativos que se alejan de la
realidad sistemas proposicionales, mientras que a los que están relacionados
con la realidad los denomina sistemas analógicos. Cuando un estudiante
re-presentado su mensaje por medio de un sistema analógico y luego lo hace por
medio de un sistema proposicional se genera un razonamiento en profundidad.
Y cuando un estudiante tiene la capacidad de generar una conversación
interna que le permite ir de un sistema de analógico a uno proposicional y
viceversa se genera un significa progresivo que verdaderamente un estudiante
nunca olvidará. En palabras del profesor
Bautista (1989) “esto supone unos beneficios para el
sujeto, pues va generando un significado progresivo en los ciclos de reflexión
y deliberación entre las diferentes representaciones”.
En tercer el tercer tipo de currículo, el docente y el estudiante son
los protagonistas de nuevos contenidos y significados que juntos descubren a
partir de la observación de la realidad, del análisis, de la crítica y de la
propuesta de nuevas mecanismos de solución a las problemas que rodean al
estudiante. En este currículo, docente y estudiante son sorprendidos por nuevos
conocimientos, nuevos problemas y nuevas soluciones.
Creo pues, que no se trata de aplicar un tipo de currículo. Creo que
es necesario aplicar cada tipo de currículo en un momento determinado de la
clase. Es importante el conocimiento conceptual, los datos son importantes,
pero no como simple finalidad del proceso de enseñanza – aprendizaje, sino como
un ingrediente más del proceso.
Importante mencionar el tema de la coherencia y el significado para el
estudiante. Muchos de los temas que llenan nuestro plan de área son rellenos
que se alejan por completo de la realidad que viven nuestros estudiantes a
diario. Muchos podrían justificar la importancia de dicho temas, entonces el
punto sería contextualizarlos. El mundo del conocimiento no se debe oponer al
mundo real en el que viven nuestros estudiantes, ni mucho menos parecer
distante y vacío.
El punto central que más me llamó la atención radica en la oportunidad
que debemos dar a los estudiantes de representar significativamente los
contenidos vistos. Muchos docentes nos sentimos realizado cuanto nuestros
estudiantes repiten nuestra lección. Ellos no aprendieron, nada hicimos como
docentes. La repetición no es más que el uso de la misma representación
nuestra.
Nuestro esfuerzo debe enfocarse en abrir espacios para el uso de
múltiples representaciones significativas, es decir, que el estudiante sea
capaz de graficar lo que escuchó, que se sea capaz de dramatizar los que el
contenido temático visto, que sea capaz de narrar mediante un cuento lo
aprendido. Así el estudiante verdaderamente realizará un razonamiento en
profundidad.
Bueno sería que nuestro estudiante pudiera pasar de los sistemas
analógicos como los mencionados a sistemas proposicionales. Allí el estudiante
realizará verdaderamente un significado progresivo.
Uno de los problemas radica en que como docentes ni siquiera tenemos
la capacidad de hacer uso de dos sistemas representativos analógicos mientras
dictamos la clase. No hemos salido del tablero y el marcador, peor aún, no
hemos salido del libro de texto en donde el estudiante transcribe de un lugar a
otro. Si no lo podemos hacer nosotros no podemos exigírselo a nuestros
estudiantes.
Nos quedamos cortos dictando una clase. No salimos de los mismos
ejemplos que hemos utilizado en los últimos 10 años, y cada día repetimos la
clase dictada el año anterior. Ni siquiera sentimos vergüenza de los repitentes
que tiene que escuchar nuestros mismos chistes y nuestras mismas explicaciones.
Lo ideal es el desarrollo de competencias propositivas, de habilidades
críticas por parte del estudiante, pero este nunca lo logrará en la medida en
que no sea capaz de interiorizar coherentemente los contenidos estudiados. Y
nunca realizará un significado profundo sino desarrolla habilidades para
representar sus significados adecuadamente.
Basta de guías para transcribir de libros. Basta de diapositivas para
pasar al cuaderno. Es la oportunidad de generar conocimiento en el aula, de
dejar jugar a los estudiantes. Claro, eso requiere más esfuerzo del docente,
más trabajo, pero eso nos convertirá en maestros.
Bibliografía
Bautista,
A. (1989). El uso de los medios desde los modelos del curriculum. Comunicación,
lenguaje y Educación , 39-52.
John Anzola.
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